Paul Delvaux El
alba sobre la ciudad[1940]
Entre
las principales influencias del desarrollo artístico de Paul Delvaux se cuentan
la pintura de Giorgio de Chirico así como la obra de René Magritte. Delvaux no
ahondó en la obra de ambos artistas hasta finales de los años veinte, al
visitar una exposición en París con obras de De Chirico y conocer poco después
a Magritte.
Al igual que este último, Delvaux
realizaba su trabajo con gran recogimiento. No fue el sentimiento de grupo tan
decisivo para muchos otros artistas lo que llevó a Delvaux a formar parte del
círculo de los surrealistas, sino el hecho de que el pintor buscara en su arte
una atmósfera que evocase el sueño y la irrealidad. “¡El surrealismo! ¿Qué es
el surrealismo? En mi opinión es ante todo un resurgimiento de la idea poética
en el arte, la reintroducción del objeto de representación, pero en un sentido
muy determinado: el de lo extraño e ilógico”, formuló el propio pintor en una
conferencia impartida en 1966.
A
partir de mediados de los años treinta, sus representaciones buscan sorprender
mediante la introducción de figuras desnudas en un universo que contrapone esa
intimidad a un ambiente público. En el cuadro El alba sobre la ciudad aparece una
figura central masculina-un autorretrato del pintor-rodeada de desnudos que,
avanzando con lentitud, casi como sonámbulos, parecen vivir una forma de
existencia imposible de conciliar con la normalidad de la experiencia
cotidiana.
Como en las pinturas de De Chirico, la
arquitectura arcaizante, con sus líneas de fuga estrechándose en extremo, aparece
como escenarios inertes: la arquitectura es parte de un espacio totalmente
irreal que actúa como telón de fondo para encuentros sin sentido ni contexto.
“Aquí nadie piensa en comer, todos se
nutren del tiempo que transcurre y vuelve a transcurrir, beben las horas. Ahora
estoy con Claude Lorrain, pero el calor, interrumpido por las brisas marinas, ¿no
es demasiado fuerte para esta luz?” Estas líneas formuladas por el escritor
Michel Butor sobre el cuadro El alba describen otro
elemento de importancia en la pintura de Delvaux: su inspiración en los
maestros consagrados. Siguiendo el principio del collage, desarrollado por
el surrealismo, Delvaux combina el plano del sueño con el de la pintura. De
este modo surge una realidad fantástica cuyos representantes-como el propio
pintor en el cuadro El alba sobre la ciudad-operan como intrusos y perturbadores
del mundo onírico.
De todos modos, las pinturas de Delvaux
no sólo reflejan sueños reproducidos por el pintor con un vocabulario
aparentemente ingenuo. El arte de Delvaux también podría calificarse de
mitológico, puesto que en sus representaciones hay inherente un sentido cifrado
que sólo se abre a áquel que está familiarizado con el significado del lugar y
con el que en él actúa, es decir, el que entiende el lenguaje del inconsciente.
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