sábado, 23 de junio de 2018


//Las relaciones peligrosas// René Magritte// 1936// + comentario sobre el cuadro de Elizabeth Wright

No es un recurso muy frecuente en la pintura de Magritte la utilización de un espejo, aunque en esta ocasión resulta un artificio similar al de los cuadros que, pintados ante una ventana, se llegan a confundir con el paisaje. La imagen que el espejo refleja completa, y contradice al mismo tiempo a la imagen que está ocultando. Nos encontramos ante uno de los ejemplos más evidentes de las tradicionales imágenes en conflicto, cuyo objetivo es desconcertar al espectador, revelando la posibilidad de alternativas allí donde todo parecía establecido para siempre. Después de siglos de pintura occidental en trompe I´oeil (engaño a los ojos), Magritte la plantea como un trompe l´esprit (engaño de la mente): “El arte de la pintura es un arte del pensamiento, cuya existencia pone de manifiesto la importancia que tienen en la vida los ojos del cuerpo humano”, escribía en “Le vrai art de la peinturee”.
                En su ensayo “Lacan y el Posfeminismo” la escritora  Elizabeth  Wright  realza esta pintura dentro del concepto de mirada cinematográfica en la teoría posfeminista utilizándola como ejemplo para mostrar el desarrollo de la función de la mujer en el cine y señalando “Lo real es “imposible” desde el punto de vista de lo imaginario  que la ideología tiene bajo su control, pero su existencia se hace sentir como terroríficamente otra, en razón de su ausencia del mundo ilusorio del espectador. Por lo tanto, la tela en la que se proyecta el filme, en lugar de ser un mero espejo para el narcisismo del sujeto, se vuelve una pantalla, un elemento otro, opaco, que alcanza y suscita la mirada del sujeto.”
Además Wright escribe: “El cuadro del Artista René Magritte relaciones peligrosas puede ser utilizado como una metáfora en este punto. En el cuadro, una mujer desnuda se esconde detrás de un espejo. Pero el espejo, utilizado así como una pantalla, delata su deseo de ser vista, puesto que en el espejo vemos la espalda de una mujer desnuda. Ella se esconde (a través de la mascarada) como femenina, mientras que desea ser vista como el falo. Solicita la mirada mediante una afectación de modestia, pero la pantalla-espejo no sólo no oculta sino que revela lo que no debería: que en su mascarada femenina ella es fálica.

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