Joan
Miró: Estrellas en los sexos de los caracoles [1925] y Photo, este es el color de mis sueños[1925]
A partir de 1924,
Joan Miró tomó parte activa en las exposiciones y manifestaciones de los
surrealistas; fue también entonces cuando empezó a perfilarse un cambio en su
obra. Tras una fase inicial marcada por el cubismo y después de pintar algunos
cuadros que podrían incluirse en el realismo mágico, Joan Miró empezó a
cultivar un estilo que se proponía expresar los “destellos del alma”. Pletórico
de entusiasmo se entregó a una pintura en la que aparecían unos junto a otros,
aparentemente sin conexión ninguna, animales monstruosos y angelicales, árboles
con ojos y oídos, incluso un aldeano con barretina y fusil.
El
elemento unificador era una atmósfera situada íntegramente fuera de la
percepción de la realidad. De hecho, los cuadros que Miró pintó en aquella
época pueden calificarse de “visiones de ensueño”, de obras en la que se abría
un espacio para la cita con el mundo onírico, la poesía y la pintura. Las
formas concretas de la pintura se disolvían en superficies nebulosas de color
en las que los signos mágicos aparecían flotando y uniéndose con versos en una
visión soñadora.
Estrellas
en los sexos de los caracoles (Etoiles en des sexes d’escargots) no es sólo un
título añadido a la representación, sino que los versos escritos están
íntimamente relacionados con la composición pictórica. El texto se escribe en
tres líneas sobre suaves espirales azules, cuyos dinamismos y matices
cromáticos pueden evocar una lejana analogía con la concha de un caracol. La
última letra de la palabra escargot (caracol), la t, está dentro de un círculo
rojo que aparece en el centro de la parte superior del cuadro.
En
el otro lado, una estrella fugaz atraviesa sus suaves curvas. En la parte inferior lo cruza una línea negra
que recoge varias de las formas blandas y difusas de la mitad inferior de la
superficie pictórica. Por su peculiar contenido y por su irregular grafía, el
texto recuerda el proceso de la écriture automatique; de este modo, con sus
cambios entre lo blando y lo duro, entre lo preciso y lo difuso, evoca la
indefinible percepción correspondiente al sueño, la vaga sensación de los
fenómenos irracionales.
Por
su parte, el cuadro Foto-Este es el color de mis sueños, pintado el mismo año,
plantea la discrepancia entre la racionalidad y el sueño de un modo totalmente
diferente. También en este caso se trata de un “cuadro de escritura”, de una
obra en la que el texto es un elemento constitutivo de la composición.
Concienzudamente, Miró trazó esta vez las letras negras sobre el lienzo claro.
Una
nube vaporosa y azul ilustra la frase y da pie a una serie casi interminable de
preguntas: ¿Tienen color los sueños?
¿Pueden fotografiarse?¿Qué hay tras la nube azul?¿O se trata simplemente de la
broma de un alumno aburrido a quien se le ha ocurrido un comentario y lo
escribe bajo una mancha de tinta?
No hay comentarios:
Publicar un comentario