La
pubertad cercana o Las Pléyades
“Un
pintor se pierde cuando se encuentra a sí mismo”
Max
Ernst
En 1921, el año en que pintó La pubertad cercana o Las Pléyades,
Max Ernst mantenía un estrecho contacto con los dadaístas franceses; asimismo
su amistad con André Breton y Paul Eluard le llevó a concebir proyectos comunes
y a intervenir activamente en la primera fase del surrealismo.
La
pubertad cercana a las Pléyades contrapone entre sí la
imagen y el texto. El extenso comentario que aparece al pie de la representación está, desde el punto de
vista cromático y de la composición, relacionado con ella y condiciona el
acceso a la imagen que por su heterogeneidad escapa a la comprensión espontánea.
“La pubertad cercana no ha arrebatado todavía/su gracia a las Pléyades/La
mirada de nuestros ojos llenos de sombras se dirige hacia el adoquino que
caerá/ Todavía no existe la fuerza de gravedad de las olas.”
El comentario de las Notas autobiográficas de Max
Ernst dirige la atención hacia distintos planos
de la representación. Involuntariamente se relaciona la gracia de las
Pléyades con la figura femenina desnuda y sin cabeza, recortada de una
biografía del centro del cuadro. Nuestra mirada en penumbra, que se dirige angustiadamente
hacia el adoquín a punto de caer, encuentra un punto de apoyo en el trozo de
piedra de la parte inferior de la representación, que ha dejado una huella
negra. Finalmente, la fuerza de gravedad se relaciona con el fondo azul del
cuadro, que puede asignarse tanto al cuerpo femenino suspendido en el aire como
al movimiento de las olas aludido en el texto. Sin embargo, estas connotaciones
no aportan ningún sentido, que tampoco aparece recurriendo a la significación
de las Pléyades en la mitología griega, según la cual la figura femenina
desnuda encarnaba a una de las siete hijas de Atlas, a las que, perseguidas por
Orión, Zeus fijaría en el cielo en forma de constelación con el fin de
protegerlas. Podía tratarse quizá de
Electra, que, a la caída de Troya, se cubrió el rostro, lo cual explicaría que
apareciese sin cabeza en el collage de Max Ernst. El nombre de
las hermanas, Pléyades, tiene su origen probablemente en la palabra peleiades,
“bandada de palomas”, de modo que los
vagos perfiles de la parte superior del collage podrían interpretarse como
aves en pleno aleteo.
El análisis del contenido de la representación
sugerido por el comentario del pintor produce la impresión de lo impreciso y
polivalente. Existen diversas posibilidades interpretativas, que se complementan o su excluyen. La lectura
fundada en criterios racionales no produce resultados satisfactorios de la
misma forma que la mirada orientada hacia las circunstancias reales tampoco
puede restablecer la unidad. Miramos en dirección a un universo en el que rigen
las leyes del sueño y del subconsciente. En esta forma originaria de la
sensación y de la percepción no existen ni la fuerza de gravedad ni los
perfiles precisos. De pronto aparecen juntos objetos de la más diversa textura.
Habrá que alcanzar una perspectiva de mayor distancia temporal para concluir
que está apareciendo la nueva estética de la ruptura estilística premeditada,
de la alusión, de la descomposición y de la desintegración.
No hay comentarios:
Publicar un comentario