sábado, 6 de abril de 2024

Leonora Carrington, La Hechicera Hechizada
Leonora Carrington apodada la novia del viento por Max Ernst, fue una artista pictórica, escultora y escritora Inglesa-mexicana que perteneció al círculo surrealista del arte del siglo xx si bien se alejó del movimiento con el paso de los años. Sus intereses variados pasaron desde los celtas, el simbolismo, la alquimia, la cábala, el budismo tibetano El Bosco, y el propio Max Ernst quien fue su amante durante un periodo de su vida. Nació el 6 de abril de 1917 en Lancashire, Inglaterra y falleció a los 94 años de una neumonía. Según el MOMA “Carrington creó un panteón de temas que transmiten su interés en lo sagrado, uno que no está vinculado a una religión o cultura específica y su presencia en los rincones íntimos de nuestras psiques.” Más que surrealista su mundo interior fue celta, producto de una infancia influida fuertemente por las leyendas irlandesas que siempre la cautivaron y enfrentaron a un mundo fantasmal. Sin embargo para ella no hay que buscar en sus obras un lenguaje simbólico. Hay que aceparlas como visiones concretas de la realidad. “¿Tú crees que algo pueda escapar a la infancia? No creo que eso sea posible” dijo en una entrevista al final de su vida. Carrington más que surrealista siempre se consideró feminista ya que “El artista surrealista era machista y consideraba a la mujer como un trofeo, una musa, y no por sus aportes artísticos.” Para Carrington “El surrealismo era una especie de territorio entre los sueños y la imaginación y eso causaba en mí una autentica fascinación.”
En la década de los 40 con la llegada de la avanzada nazi a Francia vino el arresto de Max Erns, algo que destruyo a Leonora quien fue internada por su padre en una institución psiquiátrica en Santander España donde fue declarada como una loca imposible de curar.” Fue en México en donde encontró su estabilidad “A veces encontré experiencias maravillosas, a veces horrorosas en la tradición espiritual mexicana.” Según su entorno cercano cuando Leonora quedó embarazada por primera vez estaba aterrada, pero se puso a pintar como loca. Uno de sus hijos declaró que “Mi madre nunca estuvo cómoda en ningún lugar, ni en México ni en Inglaterra, el verdadero país de mi madre fue el artísticos, sólo allí se sintió cómoda.” Su lucha la llevó a centrarse complemente en su mundo artístico generando una cosmogonía del inconsciente. “No tuve tiempo para ser la musa de nadie. Estaba demasiado ocupada rebelándome contra mi familia y aprendiendo a ser una artista.” Para Carrington las imágenes debían plasmar sensaciones más allá de las palabras, “La razón debe conocer la razón del corazón y todas las demás razones.” Y si bien Carrington en muchos aspectos era irracional al momento de plasmar su genio, señalo siempre su deseo de acercarse más al mundo ordinario “Me gustaría deshacerme de las ilusiones, a mí lo que me fascina es tratar de acercarme a lo real.” Para Carrington “La belleza reside en la imperfección y en lo inesperado.” Su vida bordeó la locura en muchos periodos, ya que como ella misma señaló “El absurdo es una opción pero la locura es una inevitabilidad.” Muchas veces contradictoria en sus declaraciones se afirmó en la imaginación que fue su eje primario ya que “La realidad es solo una ilusión, la imaginación es nuestra única salvación.” Para esta vanguardista mujer “Una no decide pintar. Es como tener hambre e ir a la cocina a comer, es una necesidad no una elección.” Y la creatividad proyecta una subjetividad única en ella que escapa a la interpretación ya que “Si el arte necesita una explicación, entonces ¿En dónde está lo visual? porque “La realidad no está ahí para ser creída, sino para ser creada.” Su personalidad nunca fue sometida ya que “no puedes domesticar lo salvaje sin destruirlo.” Además sus crisis la llevaron a comprender que a veces “la locura puede llevarte a la iluminación. Su deseo fue plasmar la sensación como un verdadero golpe a la visión, ya que “no hay que poner la palabra antes de la realidad, hay que poner primero la realidad.” Su creatividad forjó su mundo, ya que “el mundo que pinto no sé si lo invento, yo creo que más bien es ese mundo el que me inventó a mí.” Una de sus últimas frases fue “Los sueños con los años también se van, las arrugas que tenemos es la tierra que nos jala.”

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