domingo, 31 de diciembre de 2023

Delfos, habitáculo de los dioses
Delfos, el ónfalos, ombligo del antiguo territorio pagano, el lugar gobernado por Apolo, en donde convergían numerosas otras deidades, era el eje central del armazón del mundo antiguo. Ubicado en las laderas del monte Parnaso, no se sabe con certeza cuando fue el inicio de su reinado oracular pero se estima que pudo haber iniciado por el siglo VII antes de Cristo. Allí se peregrinaba para recibir oráculos, establecer juegos y realizar ofrendas a los dioses con tal de recibir respuestas de estos ante inquietudes de personas, pueblos y estados. En una novela de Heliodoro se relata que durante las festividades al héroe Neoptolemo, una pareja de amantes en donde la mujer estaba comprometida con un personaje de la comunidad, se fugó del lugar durante la celebración con la ayuda de un sacerdote de Isis. La pareja viajó a Menfis, Egipto, en donde se transformaron en sacerdote y sacerdotisa de del dios del sol, Helios y de la diosa lunar Selene, este dato se presenta como el primer indicio del comienzo de este culto. En Delfos, como se sabe, no se adoraba solamente al dios Apolo, sino a muchas otras deidades, a las que se les rendía culto, y se les hacían preguntas a través de una sacerdotisa oracular. La estatura de Delfos duró aproximadamente mil quinientos años y aún es difícil determinar las razones de su decadencia. Delfos era la base de muchos territorios interconectados y cumplía la labor de aglutinar a los fieles que deseaban entrar en contacto con el dios. No se sabe muy bien cómo funcionaba el oráculo de Delfos, pero si se tiene claro que se debía pagar al oráculo por hacerle una pregunta, y que no era simple acceder a él. Las pitias, que eran las sacerdotisas de Apolo, se llevaron a la tumba todos los procedimientos que se efectuaban en relación al rito sagrado, y fue Plutarco, alrededor del primer siglo después de cristo, el primero que trajo luz sobre algunos temas ya que él ejercía como sacerdote de Apolo por aquellas fechas. Las pitias eran elegidas dentro de las familias más prudentes y no necesariamente eran parte de la nobleza, y se cree que en los comienzos de Delfos estas debían de ser vírgenes, hasta que sucedió que una sacerdotisa fue raptada y violada, lo que produjo un cambio en la tradición y fueron mujeres adultas y muchas veces con familia, las que se eligieron para llevar a cabo las ceremonias. La pitia estaba disponible solamente una vez al mes, por lo general el séptimo día calendario, y sólo durante nueve meses del año. Esto sucedía a partir de los meses de marzo y abril en lo que sería la temporada europea de primavera, pues se consideraba esas fechas como el cumpleaños de Apolo. Durante los tres meses de invierno se consideraba que Apolo se ausentaba de Delfos y se iba a vivir con los hiperbóreos, un pueblo mítico que vivía al borde del mundo. Durante este tiempo Delfos no tenía oráculo, pero no se quedaba sin ningún dios, porque se creía que el dios Dioniso pasaba a gobernar el santuario. Debido a las pocas posibilidades que existían para consultar el oráculo de Delfos durante un año, se ha discutido la disponibilidad y la popularidad de formas alternativas de adivinación disponibles en Delfos., y se cree que existía un oráculo al azar, en donde un miembro del santuario, probablemente la pitia, sometía la consulta a un conjunto de objetos al azar “lotería”, que se leían para dar respuesta a una pregunta en particular. Se utilizaba también un oráculo con dados, que se realizaba en la cueva Coriciana muy por encima de Delfos, que a partir del siglo IV antes de Cristo fue un lugar de culto cada vez más popular para el dios Pan y las musas y que formaban parte del itinerario y el paisaje délfico. En los nueve días que se destinaban a la consulta oracular completa, la pitia se dirigía al amanecer a la fuente Castalia cercana al santuario para bañarse, una vez purificada, regresaba al santuario, probablemente acompañada por su séquito, y entraba en el templo, en donde quemaba una ofrenda de hojas de laurel y harina de cebada a Apolo, posiblemente acompañada de un homenaje oral a todas las deidades locales. Los sacerdotes del templo eran responsables de verificar que se pudiera seguir adelante con estos escasos días de consulta. El procedimiento consistía en verter agua fría sobre una cabra, que debía ser pura y sin defectos probablemente dentro del sancta santorum al interior del templo. Si la cabra temblaba, indicaba que Apolo estaba de acuerdo con que se le consultase, entonces se sacrificaba al animal dentro del gran altar a Apolo en el exterior del templo como señal para todo el mundo e que el día era auspicioso y se seguiría adelante con las consultas.

lunes, 3 de abril de 2023

DANZA DE LA MUERTE Damas y caballeros han logrado el más notable progreso, y el progreso, estoy de acuerdo, es gran merced; han construido más coches de los estacionables, han roto la barrera del sonido y nada impide que muy pronto, en la luna, a una fiesta los conviden: pero quiero recordarles que eso a mí me divierte, la cosmócrata he sido y seré: yo soy la Muerte. Entre jóvenes y osados ando, y a mi antojo se fía el alpinista de una rama podrida mientras nadan, con resacas, a los niños recojo, el piloto maniobra hacia la horrible herida: con otros me contengo y les regalo más vida antes de asignarles, según mi propio humor, a éste una coronaria, a este otro un tumor. Soy liberal en lo que toca a religión y a raza; ingresos tasables, crédito, ambición social no me impresionan. Sé que nos veremos cara a cara, a pesar de medicinas y a pesar del hospital, no obstante los eufemismos del más caro enterrador: matrona de palacete, miserable de cabaña, bailarán todos conmigo cuando toque mi tambor. W.H. Auden